Bambalinas

El se sienta en un dedal y espera a que me acomode. Luego, comienza a contarme su historia. Tras él, cientos de miniaturas aguardan pacientemente en fila india. Son las pequeñas gotas de agua las que conforman el mar... ********************************************************* He sits down in a thimble and waits to me. Then,he begins telling me his story. After him, hundreds of miniatures await patiently in row. They are the small drops of water which conform the sea..

Nombre:

10/02/2005

Black Witch


Sólo era un intervalo de tiempo, el lapso entre dos latidos, un parpadeo destellante. Al mismo tiempo tenía una importancia vital y absoluta, clave para la existencia de ambos mundos y la mía propia, pues el tiempo no puede existir si se interrumpe a sí mismo. En ese momento mínimo y definitivo, debía ser roca en la tierra, aliento en el aire, corriente en el mar, danza del fuego. Ése era mi cometido, para eso había nacido. Yo era la Bruja Negra, Gran Dama del Ritual, responsable de que el mundo siguiera girando, de mantener el beneplácito de los dioses antiguos, de que la vida de mi pueblo siguiera su curso a lo largo del río de la existencia.

No era fácil, nunca había sido fácil para mí. Había renunciado a tantas cosas... todo por aquel momento crucial, por ese ambicioso intento de acercar la humanidad a los dioses. Nunca tuve una familia, no en el sentido en el que las jóvenes que crecieron conmigo conocieron. No hubo hijos, ni esposo, ni tierra que cultivar. A cambio tuve los pocos lujos que esta tierra puede dar, suntuosas vestiduras, alimentos seleccionados, las mejores pieles, una gran casa donde vivir mi soledad... Los campeones de los hombres y las más bellas mujeres calentaban mi lecho cuando lo requería, pero nunca de forma permanente, eso no estaba permitido, no importaba cuales fueran mis sentimientos. La Bruja Negra, la Dama del Ritual no puede tener afectos ni ataduras terrenales. Las esposas de los jefes peinaban mi cabello, trenzándolo día tras día para que fuera digno de la presencia divina. Las jóvenes vírgenes untaban mi cuerpo con aceites perfumados día tras día, todo era poco para mí, la que intercedía con los dioses oscuros, guardianes de la noche.

Todo empezó el día de mi mayoría de edad. Era la fiesta que toda muchacha desea, el día en el que se decidirá su destino. Mis padres prepararon la comida preceptiva, los rituales a los dioses de la luz se realizaron al mediodía, todos danzamos y comimos hasta el anochecer. Entonces llegó ella, la Dama del Ritual, la Bruja Negra. Salió de las cortinas de la noche, acercándose al Fuego de la Danza con la precaución de la loba y la elegancia de la pantera. Era una mujer madura, hermosa como la misma noche que la protegía. Sus negras vestiduras, las mismas que yo heredaría, flotaban a su alrededor movidas por una brisa inexistente. El silencio era absoluto, nadie hablaba, nadie se movía. Era el momento de realizar los rituales a los dioses de la oscuridad, de la noche, de la muerte, todo lo que la Bruja representaba. Me señaló sin dudar, haciendo un gesto inequívoco de que me acercara a ella. Mis piernas temblaban, sentí como el sudor corría por mi espalda enfriándose rápidamente en el aire de la noche. Primero fueron sus ojos, recorrieron mi cuerpo en un escrutinio profundo, horadando hasta el fondo de mi alma. Eran dos carbones ardientes, profundos, terriblemente sabios. Después sus manos, que llegarían a resultarme tan familiares, investigaron sin pudor mi tembloroso cuerpo. Suaves, sólo recuerdo su suavidad, manos cuidadas, que nunca empuñaron una herramienta ni un arma que no fuera un cuchillo de sacrificios. Arrancó sin miramientos la túnica que me cubría, dejándome expuesta frente a todos, lanzándola al fuego con un grito ensordecedor. Sentí como todo temblaba a mi alrededor, el universo se onduló como una charca golpeada por un tremendo guijarro. Murió el grito en el fondo de su garganta, en un sonido gutural y profundo. La tensión se palpaba entre nosotras, nadie respiraba, el tiempo se había detenido. “Eres tú...” me dijo. Y con eso me separó de mis padres y selló mi destino.

Fui entrenada por ella para ser su sucesora. Me enseñó las artes de la noche, la sabiduría de los muertos, el poder de la oscuridad, la forma de adorar a las tres divinidades para que me imbuyeran de su poder. También me enseñó las obligaciones de la Bruja Negra, la soledad, el poder por encima de la condición humana. Fue mi maestra del placer, del dolor, del éxtasis y de la miseria. Y cuando llegó el momento del ritual máximo, el momento para el que ella llevaba toda la vida preparándose, para el que me había entrenado durante cinco largos años, me desveló el secreto del Ritual.

Y así fue como armada con la daga de la noche, en la quinta luna nueva del quinto año de mi entrenamiento, acabé con la vida de mi predecesora, la Bruja Negra. Pagamos así ambas el precio del poder, el precio de la protección de la oscuridad, cumplió así con el cometido de su vida. Desvestí su cuerpo inerte con el mismo amor con el que ella desvistiera el mío tantas veces. Lo lavé, lo quemé en el fuego de la noche, todo lo hice sola, acompañada por la oscuridad y la muerte. Poco antes del alba me presenté en el poblado vestida con los ropajes que ella llevara antes que yo. Nadie hizo preguntas, nadie dijo nada, no se pregunta a la oscuridad por su esencia, no se pide explicaciones a la muerte, nadie se enfrenta a la noche...

Así que bajo esta luna nueva yo me enfrento a mi destino. Debo ser
roca en la tierra, aliento en el aire, corriente en el mar, danza del fuego. Me arrodillo en el altar de la oscuridad, frente a la luna de sangre que lo corona. Le pido a la noche sabiduría para mi pueblo, a la oscuridad protección y a la muerte clemencia. Los dioses me escuchan, soy la Dama del Ritual, la Bruja Negra, mi vida se ha dedicado a ellos, los dioses me acompañan, ahora lo sé, puedo sentirlos. Frente a mí, la que será la nueva Dama, con la luna Negra, nueva, pura en su oscuridad. Mi pupila, mi sierva, ahora será mi verdugo. Me mira, hay lágrimas en sus ojos, como las hubo en los míos. Pero no duda, ninguna de las dos podemos permitírnoslo. Los ardientes filos de la oscuridad penetran en mi interior, me desgarran. La noche me inunda, me invade, la muerte me recoge. He cumplido mi destino. Dioses, soy la Dama del Ritual, la Bruja Negra, acogedme en vuestra oscuridad.

3 Comments:

Blogger ruth said...

Gracias guapa!
Para mi es una de las figuras más sugerentes de la colección, me ha atraído desde el principio, por eso me he lanzado con ella para la primera historia.
Sobre la historia, en fin, es la primera después de un largo tiempo de inactividad literaria, así que espero que sepáis perdonar sus defectos. La verdad es que me he divertido escribiéndola.
Besos a todos.

12:56 a. m.  
Blogger ruth said...

Gracias Spockita!!
Bueno, en realidad, viendo esta historia desde la perspectiva de las últimas que he escrito, tal vez no sea la que más me gusta, pero desde luego si ha sido la más fácil de escribir, salió de un tirón, sin más.
Ayyy siento lo de los acentos, qué horror.. procuraré corregir los textos antes de soltarlos, lo prometo.
Muchas gracias por tu comentario!!

Besos a todos.

1:05 a. m.  
Blogger Tighten my corset said...

Hola,

Espero que por fin, este blog me deje subir los comentarios.

Me encanta el proycto que teneís y lo leo de vez en cuando.

Arian: esta historia es genial, me ha sorprendido el tono ágil y fluido en una historia tan larga (para ser un blog me refiero) y arggg quiero leer las demás.

Besos

1:59 p. m.  

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